El primer sentimiento concebido a partir de estos cantos a capela que
resuenan una y otra vez en el pasa-casetes, no me lleva más allá de
ahora y de mi ombligo.
Llantos de tristeza y alegría en el vientre, no tiene a quién alimentar.
Luego
tu imagen se hace presente, bien clara, como si estuvieras delante de
mí en este preciso momento, cuando más te necesito para escribir estas
líneas.
En el exterior te veo y me acerco a tocar a tu puerta.
A estos ositos les ponemos un nombre (nuestros nombres ya no importan)
- Pedro -decís, quitándome ese nombre de la boca.
Juana le ponemos a la rana.
Pedro
y Juana deciden irse a dormir. Los acostás sobre una mesa. Ese será su
cuarto. El oso se transforma en pelota y luego en ave, lo hacemos volar
por la habitación.
A lo lejos se oyen voces grandes, problemas adultos que no tienen entrada libre en este mundo.
Con la magia infantil estos objetos minúsculos, peludos, se vuelven personajes de cuentos.
Compartimos tu mundo.
No importa quiénes somos o fuimos (eso me tranquiliza)
Sino simple y sencillo como eso: acompañarse.
Me duelen escenas inaccesibles, que ya no estarán, que ya ni recuerdo.
Muchas veces bailamos.
Muchas veces nos abrazamos.
Escenas
olvidadas no por lejanas, sino por encontrarse en las penumbras de
nuevos encuentros fortuitos con desconocidos, como esta imagen que
revive en la escritura.
- Pedro -decís, quitándome ese nombre de la boca.
Juana le ponemos a la rana.
Con la magia infantil estos objetos minúsculos, coloridos, se vuelven personajes de cuentos.
Con la magia infantil esta habitación se vuelve un parque de diversiones o un jardín florido, de aromas cálidos y soleados.
Lugares a los que últimamente anhelo escaparme.
De
nuevo escenas que quedan latentes irrumpen nuestro juego. Abro los
ojos. Pienso que hoy no sabría que responder a tu vocecita diciendo:
“¿Cuándo puedo ir a tu casa?”. Ahora sí, la música me encuentra con
escenas de mis tiempos pasados. Mi viejo sin voz y sus caricias. La
mirada sin palabras. La tristeza indescriptible de no haber estado para
mi primer baño. Pienso que un hijo necesita dedicación exclusiva.
Puertas que se cierran, puertas que se abren.
Enanos universos que van y vienen.